¿Y DESPUÉS DE
LA CARRERA… QUÉ?
Alejandro
Flores Manzanero
(floresmanzanero10@gmail.com)
A
todos los alumnos de la Licenciatura en Biología del Instituto Tecnológico del
Valle de Oaxaca:
Antes
que nada, permítanme agradecerle a la Biól. Cinthia Natalia Martín Regalado por
hacerme la invitación de participar en este evento: un aniversario más de la
carrera de Biología en el ITVO. Tanto la Biól. Natalia como quien escribe estas
líneas, somos egresados de esta bella escuela y maravillosa carrera de la cual
ahora ustedes forman parte. Es difícil calcular cuántos de los que están
leyendo estas líneas están iniciando la carrera, cuántos realizando su
residencia, o cuántos acabando la tesis… para quienes estén en ésta última
etapa, ¡ya es lo último, así que a darle con todo!.
Independientemente
de la etapa en la que se encuentren, seguramente a la mayoría de ustedes les ha
pasado por la mente una cuestión que quizá les ha quitado el sueño de vez en
cuando… y no, no me refiero a los exámenes extraordinarios o trabajos finales
del “profe gandalla”; me refiero a ¿qué hacer una vez que termine la carrera?.
En
mi caso, opté por estudiar un posgrado, y es de esta experiencia de la cual
quiero platicarles. Estudiar un posgrado equivale a continuar aprendiendo y
actualizarse constantemente en el área de estudio que a cada uno le guste, y
además equivale a un trabajo porque se participa en un proyecto de
investigación.
Dado
que los mamíferos son mi grupo favorito, realicé mi posgrado (maestría) en el
Instituto de Ecología de la UNAM, trabajando en un proyecto con dos carnívoros
carismáticos: el mapache y el coatí (¿a poco no son bonitos?).
Sin
embargo, el tema fue completamente nuevo respecto a lo que aprendí durante la
licenciatura: estructura y diversidad genética (genética de poblaciones). Una
de las cosas que más me gustó de ese proyecto es que pude combinar dos espacios
de trabajo: el campo y el laboratorio. No sé que opinen ustedes, pero yo en la
licenciatura lo que más quería y anhelaba eran las prácticas de campo (¡son
bien chidas!). Hoy puedo decirles que ¡el trabajo de laboratorio es igual de
fascinante! Además, el posgrado tiene un componente indispensable para
cualquier profesionista: la amistad. Así como en la licenciatura, durante la
maestría he formado lazos de amistad con otros colegas que poco a poco van
especializándose en su línea de investigación, así como con los investigadores
del laboratorio en el que realicé la maestría; todos ellos me han ayudado a
crecer en el ámbito personal y académico, con las respectivas reuniones de
convivencia (y también de “conbebencia”) que son igualmente indispensables.
Lo
anterior es un ejemplo de que después de la carrera existen muchas áreas de
conocimiento por explorar, investigadores por conocer, proyectos en los cuales
participar, técnicas por aprender (tanto en campo como en laboratorio), métodos
de análisis por implementar para cualquier cantidad y tipo de datos, y muchas
otras cosas que sin duda impactan en la vida de un biólogo, mismas que lo preparan
para un mundo cada vez más competitivo y demandante.
Sin
duda existen otras opciones al egresar de la licenciatura (¿y cómo no? ¡Si el
campo de la biología es bastante amplio!), y posiblemente muchos de ustedes ya
han decidido hacia dónde continuar. Así, la recomendación es hacer lo que a uno
le gusta, lo cual es garantía de que se hará bien y con ganas. Para concluir,
sólo quiero agregar que si en un futuro se les presenta la oportunidad de
estudiar un posgrado, o “les nace la idea” de querer participar en un proyecto
de investigación, en verdad, háganlo.
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