lunes, 12 de mayo de 2014

¿Y DESPUÉS DE LA CARRERA… QUÉ?

¿Y DESPUÉS DE LA CARRERA… QUÉ?

Alejandro Flores Manzanero
(floresmanzanero10@gmail.com)

A todos los alumnos de la Licenciatura en Biología del Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca:

Antes que nada, permítanme agradecerle a la Biól. Cinthia Natalia Martín Regalado por hacerme la invitación de participar en este evento: un aniversario más de la carrera de Biología en el ITVO. Tanto la Biól. Natalia como quien escribe estas líneas, somos egresados de esta bella escuela y maravillosa carrera de la cual ahora ustedes forman parte. Es difícil calcular cuántos de los que están leyendo estas líneas están iniciando la carrera, cuántos realizando su residencia, o cuántos acabando la tesis… para quienes estén en ésta última etapa, ¡ya es lo último, así que a darle con todo!.

Independientemente de la etapa en la que se encuentren, seguramente a la mayoría de ustedes les ha pasado por la mente una cuestión que quizá les ha quitado el sueño de vez en cuando… y no, no me refiero a los exámenes extraordinarios o trabajos finales del “profe gandalla”; me refiero a ¿qué hacer una vez que termine la carrera?.

En mi caso, opté por estudiar un posgrado, y es de esta experiencia de la cual quiero platicarles. Estudiar un posgrado equivale a continuar aprendiendo y actualizarse constantemente en el área de estudio que a cada uno le guste, y además equivale a un trabajo porque se participa en un proyecto de investigación.
Dado que los mamíferos son mi grupo favorito, realicé mi posgrado (maestría) en el Instituto de Ecología de la UNAM, trabajando en un proyecto con dos carnívoros carismáticos: el mapache y el coatí (¿a poco no son bonitos?).

Sin embargo, el tema fue completamente nuevo respecto a lo que aprendí durante la licenciatura: estructura y diversidad genética (genética de poblaciones). Una de las cosas que más me gustó de ese proyecto es que pude combinar dos espacios de trabajo: el campo y el laboratorio. No sé que opinen ustedes, pero yo en la licenciatura lo que más quería y anhelaba eran las prácticas de campo (¡son bien chidas!). Hoy puedo decirles que ¡el trabajo de laboratorio es igual de fascinante! Además, el posgrado tiene un componente indispensable para cualquier profesionista: la amistad. Así como en la licenciatura, durante la maestría he formado lazos de amistad con otros colegas que poco a poco van especializándose en su línea de investigación, así como con los investigadores del laboratorio en el que realicé la maestría; todos ellos me han ayudado a crecer en el ámbito personal y académico, con las respectivas reuniones de convivencia (y también de “conbebencia”) que son igualmente indispensables.

Lo anterior es un ejemplo de que después de la carrera existen muchas áreas de conocimiento por explorar, investigadores por conocer, proyectos en los cuales participar, técnicas por aprender (tanto en campo como en laboratorio), métodos de análisis por implementar para cualquier cantidad y tipo de datos, y muchas otras cosas que sin duda impactan en la vida de un biólogo, mismas que lo preparan para un mundo cada vez más competitivo y demandante.

Sin duda existen otras opciones al egresar de la licenciatura (¿y cómo no? ¡Si el campo de la biología es bastante amplio!), y posiblemente muchos de ustedes ya han decidido hacia dónde continuar. Así, la recomendación es hacer lo que a uno le gusta, lo cual es garantía de que se hará bien y con ganas. Para concluir, sólo quiero agregar que si en un futuro se les presenta la oportunidad de estudiar un posgrado, o “les nace la idea” de querer participar en un proyecto de investigación, en verdad, háganlo.

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